A Candela la mataron a golpes, en un claro mensaje mafioso

Luego de diez días de desesperada búsqueda, el cuerpo de la nena de once años fue hallado ayer en un baldío a 35 cuadras de su casa de Hurlingham. Estaba desnuda dentro de una bolsa. La madre había recibido un llamado extorsivo.

Los detalles espantan. Un rostro desfigurado a pura saña. El cabello todavía atado, como lo llevaba hace nueve días cuando salió de su casa por última vez camino a la reunión con el grupo de scouts. Y el plástico negro de una bolsa como segunda piel del cuerpo desnudo, con leves signos de descomposición, de una niña de once años. Candela Sol Rodríguez tuvo una muerte indecente. El hallazgo del cadáver tuvo una protagonista inesperada. Al costado de la autopista que lleva a Luján, sobre un terreno ganado por la basura, una cartonera descubrió lo que nadie quiso imaginar y avisó del horror.

Dos horas después, la madre confirmó a los gritos la identidad  y llegó el peor final posible.
El shock no le permitió a la mujer escuchar las promesas de justicia a cualquier costo de parte del gobernador de la provincia, su ministro de Seguridad y la cúpula de la Policía Bonaerense.

El ESPANTO. A las cuatro de la tarde y bajo un sol tibio, a 500 metros del cruce de la Avenida Vergara y el Acceso Oeste de Villa Tesei, en el partido de Hurlingham, Rosa repitió ayer su rutina de ciruja: esquivó a algunos perros, revolvió los desechos y buscó botellas de vidrios y cartones sanos en una quema improvisada. En plena faena tropezó con una bolsa de consorcio color negra que recién llamó su atención al ver la mano que asomaba a través del polietileno.  La pintura en las uñas le confirmó que era una mujer. El anillo de fantasía en el dedo anular la hizo corregirse. Era una niña.

La cartonera corrió hasta una terminal de micros de corta y larga distancia, a unos 50 metros del lugar, y alertó sobre el macabro hallazgo. Por consejo de un kiosquero, fue hasta el teléfono público y marcó 911.
Todavía no eran las 18 cuando Carola Labrador tuvo que reconocer el cuerpo que los peritos de la Policía Científica le pusieron delante. Ver a su hija la desgarró. Gritó que se la mataron y buscó consuelo en Dios. Al lado de la mujer, el gobernador Daniel Scioli, el ministro Ricardo Casal y el jefe policial Juan Carlos Paggi intentaban dar su apoyo. Después, sólo prometieron justicia.

Los informes preliminares explicaron que Candela sufrió una asfixia mecánica y que recibió fuertes golpes –fundamentalmente en la cara– y cortes en el resto del cuerpo.  Los forenses de la morgue judicial de Morón encontraron además que la niña estaba envuelta en tres bolsas de consorcio, desnuda y con los pies limpios.
Por su parte, el fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, arriesgó una data de muerte en torno a las 72 horas.
El pastizal donde fue hallado el cadáver no tiene edificaciones cerca que aporten cámaras, sólo un paredón que pertenece al corralón del obrador municipal. Sin embargo, los investigadores cuentan con videos aportados por la empresa que concesiona la autopista del Oeste y que mostrarían el auto, a priori un Renault Clio color gris, desde donde fue arrojado –a las 13:20– el cuerpo al baldío.

LA LLAMADA. El último lunes a las 22, la tía de Candela atendió uno de los celulares de su hermana. Del otro lado de la línea, una voz masculina casi no la dejó hablar: “Ahora sí que no la vas a encontrar nunca a tu hija. Te lo aseguro yo. Hasta que no devuelva la guita no la van a ver nunca más. Que le pregunte al marido dónde dejó la guita.”
La pista apuntaría hacia un presunto ajuste de cuentas –se habla del reclamo de una deuda de 100 mil dólares– contra Alfredo Omar Rodríguez, el padre de Candela que purga una condena de tres años en el penal de Magdalena por el delito de piratería del asfalto. Los investigadores lo trasladaron anoche a la comisaría de Villa Tesei, donde se montó el centro de operaciones, para hacerle escuchar la comunicación y responder si puede identificar quién es el hombre que amenazó a la madre de su hija. También constestó otras preguntas y aportó nuevos nombres.
Sin embargo, una fuente judicial le confió a Tiempo Argentino que hubo más mensajes hacia la familia, uno de los cuales no exigía dinero, sino silencio.

“Rastreamos ese llamado –reveló– y nos condujo a un celular que era compatible con una persona que tenía dos causas abiertas por piratería del asfalto. Creemos que Rodríguez iba a declarar como testigo en una de ellas y la amenaza tendría que ver con impedir que lo haga”.

MAFIA. La policía, el fiscal de Morón Marcelo Tavolaro y los funcionarios coinciden en que se trató de un crimen mafioso.

“Un pirata del asfalto jamás asesinaría así a una nena. Tampoco creemos que sea un caso de trata  de personas o un secuestro exprés. La saña con que mataron a Candela y haberla abandonado tan cerca de la casa es un mensaje para la familia”, explicó un investigador.

Según esta hipótesis, Labrador conocía a quienes se llevaron a su hija pero prefirió callarlo porque estarían vinculados policías de la zona oeste del Conurbano.

Mientras los investigadores trabajaban a destajo, sobre la cuadra de Coraceros al 2500 de Hurlingham, amigos, familiares y vecinos de la familia de Candela se juntaron para llorar el asesinato y reclamar por su esclarecimiento.

Fuente: Tiempo Argentino.