La temporada de ballenas 2012 terminó con la cifra récord de 116 ejemplares de la ballena franca austral muertos en Península Valdés. De esa cantidad, 113 son ballenatos lo que representa nada menos que un 97 por ciento de las muertes. Esto no sólo indica una alarma sino también que al menos un tercio de las ballenas nacidas durante la temporada pasada en Península Valdés y El Doradillo (una playa cercana a Puerto Madryn, en Chubut) murieron. Y además no se pueden identificar las causas de los decesos a pesar de los esfuerzos que realizan los científicos por examinar a cada animal que muere. Y hay otro dato: jamás en la historia se registró una mortandad de esta magnitud para la especie en ningún lugar del mundo.
Las cifras fueron dadas a conocer a través de un informe del denominado Programa de Monitoreo Sanitario de la ballena franca austral. La mortandad de la temporada 2012 fue lo suficientemente alta para reducir en un 3 por ciento la cantidad de ballenas en el Atlántico Sur. La población total estimada es de 4.000 ejemplares. Hay tres causas que se manejan como posibles en las muertes: los varamientos, la exposición al sol y el ataque constante de las gaviotas cocineras. En este último caso, las aves le provocan al animal heridas profundas por donde podrían ingresar virus que en algunos casos serían mortales. Pero los investigadores no tienen un ciento por ciento de seguridad en cuanto a esta posibilidad.
La ballena franca austral es el principal recurso turístico de Chubut.Cada año más de 100 mil personas realizan el avistaje desde Puerto Pirámide, en Península Valdés. De esa cantidad, el 25 por ciento son extranjeros.