La escuela, la familia y los amigos son las principales fuentes a las que recurren los adolescentes a la hora de buscar información sobre sexualidad, según un relevamiento realizado por UNICEF y la Fundación Huésped, con la colaboración de la Consultora IPSOS – Mora y Araujo. El estudio, que incluyó 1100 cuestionarios de jóvenes escolarizados de entre 14 y los 19 años de los principales centros urbanos del país, confirma que la información y las respuestas de los familiares, los pares y los centros educativos resultan más confiables y comprensibles que la de los medios y que son pocos los que visitan al médico.
El sondeo, que evaluó a adolescentes de todos los niveles socioeconómicos reveló que el 80% de ellos no realizó ninguna consulta médica referida a su salud sexual y reproductiva en 2010 y la cifra ascendió a un 93% en los varones. En palabras del doctor Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped, las escasas visitas se deben a “que la población joven no tiene percepción de enfermedad”. Sin embargo, de entre los que sí buscaron a un especialista, lo hicieron en un 59% para realizarse un chequeo, en un 17% para buscar información y en un 12% por embarazo. “Si se toma en cuenta que la mayoría de los embarazos adolescentes no son deseados, este resultado denota una asignatura pendiente en el paquete general de prevención que se ofrece”, sostuvo Cahn.
Por otra parte, el trabajo evidenció que 6 de cada 10 adolescentes se iniciaron sexualmente con una edad promedio de 15 años y el 89% declaró haber usado preservativo en esa primera relación. En ese sentido, la investigadora Mariana Vázquez, de la Fundación Huésped, indicó que “comparado con investigaciones anteriores, el uso de profiláctico creció entre los jóvenes a la hora de su primer contacto íntimo, porque en 2003 esta cifra llegaba a un 76%”.
En cuanto a los métodos de contracepción, el preservativo es el más utilizado, en un 92%, seguido de las pastillas anticonceptivas, en un 25%. El abandono de su empleo se asocia principalmente a una pareja “estable o confiable”, a lo que Cahn apuntó que esa estabilidad, en los adolescentes de hoy, puede significar estar con la misma persona “en el último mes”.
En relación a la obtención de métodos anticonceptivos, el 46% declara adquirirlos en kioscos y el 42% en farmacias mientras que sólo el 9% lo hace en hospitales y otro 9% en centros de salud, a pesar de que la Ley de Salud Sexual y Reproductiva contempla la distribución gratuita de preservativos en esas instituciones, siempre acompañados de información confiable.
La encuesta también reveló un alto conocimiento del VIH entre los jóvenes (91%), aunque evidenció poca información acerca de otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Le siguen la sífilis (25%), la hepatitis (13%), el herpes genital (12%) y la gonorrea (8%), entre otras. Pero a pesar de la amplia conciencia sobre el VIH,sólo un 11% de los encuestados se hizo el test alguna vez, especialmente las mujeres, con 16%. De ese total, el 90% retiró los resultados, pero sólo un 25% de ellos recibió información preventiva, un 11% obtuvo información sobre atención del virus y un 6% de ambos tipos.
“Si se ven los datos en conjunto, existe una buena proporción de jóvenes que no usan preservativo y tampoco se hicieron el análisis, a pesar de ser gratuito, lo que indica que existen aún barreras burocráticas que tenemos que vencer”, opinó el presidente de la Fundación Huésped.
Por otra parte, si bien 9 de cada 10 jóvenes supo contestar que el VIH se adquiere por relaciones sexuales y en menor medida por transfusiones (46%) y compartir jeringas (30%), sólo un 4% supo que se puede trasmitir de madre a hijo, dato no menor si se toma en cuenta que el 13% de las entrevistadas estuvo embarazada alguna vez, y que el 25% de ellas cursó el primero con una edad menor a los 15 años. Más allá de la decisión de tener su hijo o no, tres de cada cuatro se hicieron algún control médico durante el embarazo y el 76% de ellas se hizo el test de VIH, pero aún 6 de cada 10 de las que retiraron sus resultados no recibió ningún tipo de información preventiva o asistencial.
“Si a una embarazada no se la prueba, el niño puede nacer con VIH por falta del esquema de medicación adecuada. A pesar de que disminuyó significativamente la transmisión por esta vía, el sistema dista de ser perfecto si nace un chico más con el virus, por lo que nos planteamos disminuir esta tasa de infección a 0 para 2015”, indicó Cahn.
El rol de la escuela y el desafío de los medios
“La respuesta de los chicos muestran claramente que las instituciones educativas son un lugar privilegiado para abrir espacios de diálogo con los adolescentes en temas tan sensibles como la sexualidad”, afirmó el Representante de UNICEF Argentina, Andrés Franco, y destacó la aplicación de la Ley de Educación Sexual en escuelas de todo el país como herramienta igualadora para nivelar conocimientos y trabajar en prevención.De hecho, en cuanto al conocimiento de las ITS, el 74% declaró que las conoció a través del colegio, un 36% se enteró por la familia, el 17% supo de ellas a través de sus pares y sólo un 16% mencionó a la televisión.
“Está probado que cuanto mayor es la educación, menor es la incidencia del VIH. En ese sentido, nos propusimos evaluar cuánto había disminuido la brecha de conocimientos sobre temas sexuales y reproductivos entre regiones geográficas y niveles socioeconómicos con la Ley de Educación Sexual . Notamos que bajó la desigualdad en el acceso, pero también sabemos que tenemos que profundizar en la calidad de la información, que no es igual en todas partes”, advirtió Adriana Durán, asesora de UNICEF. En sus palabras, otro de los puntos en los que se debe trabajar es en “servicios amigables” orientados a la población adolescente desde el sistema de salud.
Por otra parte, si bien el sondeo evidenció que el consumo de medios y el acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) es muy extendido entre adolescentes – el 98% mira TV, el 65% escucha radio y el 80% usa internet todos (48%) o varios días (35%) a la semana- confían más en las respuestas por contacto directo tanto desde la escuela como de conocidos y usan estas vías por entretenimiento. De hecho, un 57% de los encuestados, nunca buscó información en estos espacios y apenas un 14% intercambia datos sobre salud sexual y reproductiva en las redes sociales.
En ese sentido, Cahn señaló que “el mayor desafío se vincula a que las campañas de promoción de la salud sexual y reproductiva realizadas a través de los medios de comunicación y las TIC logren la confianza y la claridad necesarias para interpelar a los adolescentes, ya que, a diferencia de otros soportes, el interés y la afinidad con ellos ya esta garantizado”.
Por: Celina Abud Fuente: docsalud.com