La gente de Independiente decidió no ocupar la tribuna que habitualmente usan los violentos y los repudió durante todo el partido con San Martín. También insultó al presidente Comparada, que apaña a los delincuentes.
Podría decirse que fue como si jugaran dos equipos de Independiente para explicar lo que sucedió el miércoles por la noche en el partido contra San Martín de San Juan. Sin embargo, no sería del todo correcto. Porque, sí, hubo gente en una tribuna que alentó genuinamente. En la otra tribuna, en cambio, estuvo la barra, como siempre. La barra, que como la de cualquier club, hoy alienta a Independiente y mañana a Talleres de Remedios de Escalada.
La apretada a Antonio Mohamed tras la derrota con Boca, fue lo que colmó la paciencia del hincha común de Independiente. Aquella noche, la barra fue hasta la antesala del vestuario para “pedirle” al entrenador que se fuera. Al día siguiente, el Turco asumió: “Si ellos no quieren que esté en su casa, me voy”. Los barras de Independiente se pasean por el club como si fuera suyo, nadie los detiene. Más que detenerlos, les dan vía libre. O sea: es su casa. La noche en la que le tocaron la marcha fúnebre a Mohamed e insultaron al plantel, el presidente Julio Comparada salió indemne de la agresión verbal. ¿Casualidad? A esa altura, ya varios socios del club habían contado que cuando quisieron insultar al presidente había aparecido algún barra para apurarlos.
El hincha se cansó y a través de los foros se convocó para no ir a la tribuna de la barra. Contra San Martín, la barra se quedó sola. Y fue apuntada por la gente común con cantitos: “¿De qué cuadro sos, mercenario?”, “No tenés vergüenza, por la plata, no se alienta”, “Ahí están, los que les pegan a los socios de verdad”. Y, por supuesto, también hubo para el presidente: “Comparada botón, sos un…”. Todo, mientras se jugaba el partido. Un partido que a los barras no le interesaba (ni éste ni ninguno) mientras que los hinchas prefirieron jugar otro: el de ganarles a los violentos. Porque, seguro, ellos cambiarían varias derrotas del equipo que aman a cambio de un triunfo contra los que no los dejan vivir en paz en su propia cancha.
Fuente: diarioregistrado.com