Lo advertimos en su momento. El crecimiento del parque automotor se nota y mucho en Baradero, donde motos y automóviles se han multiplicado en gran forma ocupando las calles de la ciudad de manera nunca vista antes.
Aseguran algunos de nuestros visitantes, que conducir por nuestras calles no es para cualquiera y probablemente tengan razón. Una consecuencia lógica de semejante abundancia de rodados, ha provocado un problema impensable hace apenas unos años cual es el del estacionamiento especialmente en la zona céntrica donde estacionar es toda una hazaña en horas comerciales, aunque no solamente por allí hay dificultades. Es que a la situación crítica que se ha planteado a raíz del incremento vehicular del que hacíamos mención, se le suma un hecho que en nada ayuda y es que varios comerciantes concurren a sus locales comerciales dejando estacionados sus automóviles particulares durante toda la jornada con lo cual los sitios disponibles, que por supuesto no abundan, se reducen ostensiblemente.
Se sabe que esto tiene solución puesto que en otras ciudades se ha implementado lo mismo que, a breve plazo si no ayer, debemos poner en marcha en Baradero. Llegó la hora de disponer que el estacionamiento sea medido, es decir, que quien deja su automóvil estacionado, deba pagar para hacerlo. Por supuesto que habrá unos minutos de tolerancia para aquel que tenga que estacionar un minuto, pero ya no podemos permitir que los vehículos estén durante ocho o más horas delante de la puerta del dueño de un negocio a lo largo de toda la jornada comercial.
Días atrás, algunos de los comerciantes de la calle Anchorena hablaron de una propuesta consistente en poner estacionamiento medido y que sean los mismos comerciantes quienes entreguen a sus clientes un bono de estacionamiento junto con su compra. Por ahora se trata nada más que de una idea, pero es justamente eso lo que hay que aportar para encontrar una solución, que además ha de ser rápida ya que el problema se agrava cada día que pasa. Por otra parte, hay que decir que no solamente en la calle Anchorena ocurre este fenómeno, sino que se repite en Malabia, Darragueira, Santa María de Oro, Laprida. Colombres y también en ciertas zonas aledañas a algunos supermercados.
Hasta ahora la población ha sido resistente a esta medida, pero no hay plazo que no se cumpla y el nuestro ha llegado. Seguramente el Concejo Deliberante, caja de resonancia de los problemas ciudadanos, habrá de ocuparse de la cuestión.
