Para pensar juntos: La vida es hermosa, hay que saber vivir

Con frecuencia advertimos, en diversas circunstancias, que la vida no es fácil ni cómoda. Lo que el ser humano realmente necesita no es tanto vivir sin tensiones, ya que éstas siempre van a existir, son parte indispensable de la vida, incluso de la salud mental, según lo afirma Victor Frankl. Lo que realmente importa es esforzarse y luchar por una meta que valga la pena.

Dios nos concede el día de hoy, con las respectivas bendiciones, la posibilidad de hacer fructificar el don de la vida en nuestro beneficio y, sobre todo, en beneficio de muchos otros. Vívelo a lo largo del día de manera consciente, generosa y radiante; luego, al fin del día, reflexiona lo vivido durante el mismo, todo en gratitud y alabanza a Dios, que es nuestro Padre.

Cuando el cielo esté gris, acuérdate cuando lo viste profundamente azul.

Cuando sientas frío, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.

Cuando sufras una temporal derrota, acuérdate de tus triunfos y de tus logros.

Cuando necesites amor, recuerda esas experiencias de afecto y ternura.

Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría.

Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos y besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han brotado.

Si esto has tenido, lo puedes volver a tener; y lo que has logrado, lo puedes volver a ganar.

Alégrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los demás, acéptalos tal cual son; desecha los recuerdos tristes y dolorosos y, sobre todo, no tengas ningún rencor, no te lastimes más.

Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad.

Recorre tu vida, detente en donde haya bellos recuerdos, emociones sanas, y vívelas otra vez.

Visualiza aquel atardecer que te emocionó. Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive bien.

Allí, en tu mente, están guardadas todas las imágenes; ¡y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!

No hay carga que se nos dé y no tengamos la capacidad de llevar.

Busca siempre vivir el presente, aprendiendo del pasado; no cargues con situaciones y problemas que ya han pasado.

Piensa en esto: ¿Cuál era tu mayor problema hace 10 años? Probablemente ahora no lo tengas; ahora, si dentro de 10 años tus problemas actuales no van a ser nada, ¿por qué vivir tristes por ellos? Al contrario, alégrate al ver la lucha y el empeño que pones y pusiste para solucionarlos; y, sobre todo, lo que te ayudan y ayudaron a crecer.

Por sobre todo, acuérdate de tu Creador. Él siempre se acuerda de ti. Él te ha prometido que no te dejará solo. Él te acompaña y guía paso a paso tu vida, ¿qué más seguridad queremos tener? Recuerda y reflexiona en las palabras del Papa Juan Pablo II: “Para alcanzar esta confianza en Dios, es necesario pedir a Dios el don de un “corazón entero”, como el de un niño, que sin doblez ni cálculos confía plenamente en el Padre para adentrarse en el camino de la vida (Audiencia general, 23 octubre 2002, Juan Pablo II).

Un comentario en “Para pensar juntos: La vida es hermosa, hay que saber vivir

  1. En esos momentos de bajón… esos que algunos se alargan varios meses, siempre se acentúan por la añoranza de un tiempo pasado en el que nos sentíamos pletóricos.

    Un buen ejercicio para recuperar el equilibrio, es dirigir esos mismos recuerdos que se añoran en nuestro bien: “Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y revívelas otra vez. Si lo has vivido, lo podrás volver a tener y si lo has logrado, lo podrás volver a ganar“

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